Triste.
No debería sentirte
así pero lo estoy, no tengo motivos, al menos no mas que hace 10 días o 1 mes.
Doy una vuelta más en la cama .No quiero mirar el dichoso
reloj en el que no pasan las horas.
Será este tiempo que ya se vuelve templado, en el que la
calidez se hace derecho y el cambio horario me amenaza con la tortura de los días eternos y las tardes son demasiado largas como para poder encontrar a
Casiopea.
Definitivamente estoy triste. Ni tan siquiera logro llorar
al escuchar esa canción. Apago la música y doy otra vuelta.
A mi no puedo engañarme.
En realidad si que hay más motivos para esta tristeza, para esta
torpe e inútil tristeza que se tiñe de melancolía y sólo a ratos y en el
silencio de fragilidad: temo su pérdida, perder lo que nunca puedo realmente
perder porque nunca tuve. Temo sin seguir estando a la altura de las
circunstancias . Siento pánico a no ser suficiente y como dije una vez a ser “demasiado”.
Siento pavor a convertirme en la marmota de sus silencios o que que creamos que fue suficiente con
un suspiro.
Estoy triste .Por supuesto que estoy triste, pienso mientras
doy otra vuelta en la cama y el reloj marca las 5:02.
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