Parece
mentira.
Después de tanto tiempo y todo sigue igual.
Tú donde debías estas y yo aquí, supongo que de
donde jamás debí salir.
La vida a veces resulta irónica, paradójica, casi
sarcástica.
Pero es así. Por mas cambios que queramos dar,
las cosas están donde deben, no donde queremos.Y es mejor de este modo, creo.
Ya no pienso. No doy vueltas a lo que no tengo
capacidad de modificar, y hace mucho que me di cuenta que no puedes obligar a
nadie a que te quiera.
Tú no me quisiste. Nunca. No como yo te quise que ti (por fin hablo en pasado sin dudarlo). Simplemente no me quisiste…
Ya está. El corazón duele, llora, patalea, pero
jamás entenderá.
Hoy lo he aceptado.
Pasó el tiempo, regresaste a tu vida sencilla.
Sin la necesidad de tener que quererme.
Y parece mentira que fácil parece todo tiempo
después. Como si no hubiera sufrido el alma, como si no te hubieran quitado
años de vida tanto dolor, como si cada noche que se hizo eterna buscando una respuesta
hubiera sido un suspiro, como si cada día mirando ese dichoso móvil esperando
una llamada de perdón no hubiera existido, como si cada esfuerzo por recordar
en qué le fallaste no te hubiera destrozado en cada intento por recuperar algo
roto.
Hoy cada uno tiene su vida. Tu no me recuerdas y
yo lo haré siempre.
Pero así tenía que ser.
PD.
El verbo “querer”está utilizado de una manera fraternal. La fotografía- de
Robert Doisneau- expresa la tristeza de un corazón roto por el desengaño de
alguien que se va…
No hay comentarios:
Publicar un comentario