domingo, 25 de enero de 2015

YO TE SEGUIRÉ ESPERANDO ( O NO)

Nunca espere que te dieras cuenta de tu error y regresaras. Jamás he esperado tu vuelta. 
Ese día, hace 365, solo llegue a la conclusión de que siempre había sabido la verdad sobre ti: nunca ibas a cumplir tu promesa.
Ha pasado tiempo. He dejado que cumplieras tu ansiado deseo de compartir cada estación con ella -la mujer de tu vida?-. Y nada de todo eso ha hecho que regreses al lugar del que prometiste no irte jamás: mi lado.
Por tanto solo queda despedirme. Asumir tu perdida. 
Procurar olvidar cada uno de los recuerdos que de ti habitan en mi memoria: tengo que acordarme de olvidar tu olor a madera y tabaco, tus fotos de París cualquier mañana, tu música anunciando tu llegada, tus ojos enmarcados por tus cejas definidas, tu magia al encontrar el poema perfecto para cada situación. 
Debo recordarle a mi mente que no se acuerde de ti en las tardes lluviosas ni en los cafés de domingo. Acordarme de no recordar tu cumpleaños y comprarte tu tarta de manzana favorita y no ponerle velas para que no te entristezca ver un numero mas. 
Recordare no volver a escribirte cualquier día cuando paseando por Madrid algo te traiga a mi recuerdo. 
Esto fue todo. 
Mucho cariño ( por mi parte), demasiados errores, y un adiós sin posibilidad de retorno. 
La vida es así de dura. De mentirosa. De cruel. 
De sorprendente. 
Échame de menos... Algún día. 
Yo, ya sabes. Te seguiré esperando. 

viernes, 9 de enero de 2015

TODO LO QUE DE TI APRENDÍ

Aprendi muchas cosas de ti en todo ese tiempo a tu lado.
Aprendi que solo cuando estabas realmente cansado dejabas que acariciara tu pelo. Que jamás dejabas caer tus muros excepto que te sintieras seguro de que yo antes lo hubiera hecho con los míos.
Aprendi que disfrutabas de una copa de vino tinto pero odiabas la cerveza, su olor, su origen, su sabor. Que jamás le contarías a nadie aquello que confesaste una noche de intenso dolor y lagrimas - en realidad solo fue una- y que solo yo conozco el origen de ese tatuaje apenas visible.
Se que nadie mas aprenderá de ti todas las historias que me contaste a media voz, en el silencio de aquella casa familiar sentados entre cojines al lado del calor de la preciosa chimenea.
Aprendi que nunca sabría toda la verdad sobre ti. Nunca sabría si de verdad me quisiste. Si en realidad albergabas alguna ilusión sobre un nosotros que te empeñabas en repetir hasta convertirlo en un hábito.
Aprendi que solo te gustaba el café recién hecho. Y escucharte hablar en tu francés materno.
Se que siempre echare de menos el sonreír de tu boca perfilada por unos labios perfectos en los que aprendi a perderme, y unas manos grandes y siempre cuidadas, casi tanto como las de una mujer. Obsesión por el perfecto estilismo. Por la pulcritud. 
Aprendi el calor de tu barba siempre perfectamente cortada y el sabor de tus besos. 
Y que olor de tu cuerpo era una historia de amor por aprender. 
Y que los latidos de tu corazón eran el estribillo de mi canción favorita. 
Aprendi tantas cosas que quiero desaprender para volver a prenderlas de nuevo. 

jueves, 8 de enero de 2015

SI FUERA POR QUERER...

Si fuera por desear que se cumplieran mis deseos... 
Si pudiera pedir a este año a sus Majestades los Reyes de Oriente algún regalo, además de esos de " virgencita que me quede como estoy" ... Uff... Pediría y pediría:
Quiero mil despertares junto a ti, y un amor tan especial, intenso y real como el de Jay. 
Quiero un mensaje para preguntarme que tal ha ido el día. Sin obligación. Solo por necesidad. Cariño, devoción. 
Quiero ese viaje. Ese que planeamos. Con cada una de las paradas y sus hoteles. Y sobre todo, de sus besos. 
Quiero un bolso de Laura Pons. Con mis iniciales. Y si no fuera totalmente cursi quiero que lo encargues tu. Y que entrelaces una de las tuyas. 
Quiero sentirme querida. Recibir tanto amor como el que estoy dispuesta a dar. Sentirme culpable por ser tan feliz. 
Quiero ser tu " escribiendo", tu " en línea". Tu " buenos días" y tu " buenas noches". 
Quiero la undécima copa de Europa del Real Madrid. Y New York. 
Quiero un abrazo que recomponga todos los trozos que tengo rotos y suenan a lata cuando camino rápido. 
Quiero tardes de bizcocho y galletas de mantequilla y ver de nuevo aquella película que dejamos a medias. 
Quiero celebrar nuestros cumpleaños juntos en una fiesta que se recuerde una semana y cuyas fotos de felicidad sean eternas en los marcos de nuestra estantería. 
Quisiera que fueras tu quien comprara entradas para ver de nuevo a Twain sucumbiendo a los encantos de una obra llena de amor.
Quisiera unas deliciosas siestas de verano y unas vacaciones de verdad llenas de lectura, de paseos interminables, de olor a mar...Y regresar de nuevo a casa con ganas de proyectos y sabiendo que esto es amor de verdad: que no tienes dudas de que soy yo ( yo no tengo ninguna de que eres tu). Y como diría el, dejar que la vida empiece de nuevo en otoño. Y dar las gracias las navidades que viene por tenerte aquí, conmigo, y ser tan feliz como jamás imagine. 

sábado, 3 de enero de 2015

MERECÍAMOS ALGO MEJOR

Tenías razón: merecíamos algo mejor. Los dos. 
Yo merecía algo que no fuera vivir por y para ti. Pendiente de una llamada o un mensaje. De cómo te sentías o si decidías querer verme. De tus malos modos, malas palabras, malos humos, malos gestos. Merecía algo mejor que ese tu en el que te convertiste. Merecí algo mejor que estar al otro lado de una relación incalificable esperando que en algún momento te dieras cuenta que yo era también una persona con sentimientos y sobre todo también con problemas y que también necesitaba que en esos hubiera alguien a mi lado aguantando esos mismos malos modos, malas palabras, malos humos, malos gestos. 

Por supuesto no lo hiciste. 

Tu también merecías algo mejor: una mujer sonriente. Que no se preocupara de ti como yo lo hice. Necesitabas alguna niña bonita sin miedos, sin pasado, sin problemas ni preocupaciones y sobre todo sin amarte de esa manera estúpida y desinteresada. 
Merecerías alguien que te permitiera empezar de nuevo, de cero. Sin tener que pensar en nada que no fueras tu. Necesitabas sentir que eras bueno, que eras el mejor. Que tu amor era lo único. Merecías ser feliz porque ya habías sufrido mucho. 

Me alegro que por fin lo seas. Que hayas encontrado a tu bonita chica perfecta sin problemas. La merecías.