viernes, 9 de enero de 2015

TODO LO QUE DE TI APRENDÍ

Aprendi muchas cosas de ti en todo ese tiempo a tu lado.
Aprendi que solo cuando estabas realmente cansado dejabas que acariciara tu pelo. Que jamás dejabas caer tus muros excepto que te sintieras seguro de que yo antes lo hubiera hecho con los míos.
Aprendi que disfrutabas de una copa de vino tinto pero odiabas la cerveza, su olor, su origen, su sabor. Que jamás le contarías a nadie aquello que confesaste una noche de intenso dolor y lagrimas - en realidad solo fue una- y que solo yo conozco el origen de ese tatuaje apenas visible.
Se que nadie mas aprenderá de ti todas las historias que me contaste a media voz, en el silencio de aquella casa familiar sentados entre cojines al lado del calor de la preciosa chimenea.
Aprendi que nunca sabría toda la verdad sobre ti. Nunca sabría si de verdad me quisiste. Si en realidad albergabas alguna ilusión sobre un nosotros que te empeñabas en repetir hasta convertirlo en un hábito.
Aprendi que solo te gustaba el café recién hecho. Y escucharte hablar en tu francés materno.
Se que siempre echare de menos el sonreír de tu boca perfilada por unos labios perfectos en los que aprendi a perderme, y unas manos grandes y siempre cuidadas, casi tanto como las de una mujer. Obsesión por el perfecto estilismo. Por la pulcritud. 
Aprendi el calor de tu barba siempre perfectamente cortada y el sabor de tus besos. 
Y que olor de tu cuerpo era una historia de amor por aprender. 
Y que los latidos de tu corazón eran el estribillo de mi canción favorita. 
Aprendi tantas cosas que quiero desaprender para volver a prenderlas de nuevo. 

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