“16 días.
Hice
un cálculo aproximado del tiempo que estaría sin saber de ti.
Lo
que desconocía era si después de aquellos días todo volvería a la
normalidad (si es que alguna vez existió normalidad entre nosotros), si tras
nuestras vacaciones, volverías a querer saber de mí, o si como había ocurrido
alguna otra vez en mi vida, aquellas odiosas fechas marcarían para siempre un
distanciamiento definitivo.
Por
aquel entonces aun no estaba aterrada. Sólo estaba expectante, si bien nada
hacía presagiar un destino halagüeño: las estadísticas sobre mi en aquellas
fiestas, tus últimas palabras con aquel odioso pretérito perfecto, tu falta de
entusiasmo, …y una vida llena de esperanzas quedarían en eso, en esperanzas
llenas de dolor…
Yo
sabía a la perfección cual era el papel que debía cumplir: Desaparecer. No podía dejarme ver en aquel momento bajo ninguna
circunstancia. Mi labor en aquella historia estaba terminada hasta que tú decidieras si querías que yo siguiera…algo así como un papel secundario en un
serie. Debía desaparecer o por el contrario un giro de autor lo convertiría con
algo de genialidad en la figura central sobre la que centraría el resto del nudo.
Tú
lo solventarías y aunque todo me decía que poco o nada iba a tener que
ver en el resto de la obra..todavía, en aquel instante, nada estaba escrito, lo
que me daba un oportunidad para soñar, para hacerme daño, para ilusionarme,
para engañarme, para mentir a mi psique…
El
tiempo, esos 16 días, iban a ser demasiado largos, demasiado silenciosos,
demasiado aburridos, demasiado vacios, pero quizá serían el presagio del
resto de mi vida sin ti, así que me los propuse como un reto: cuanto mejor
fueran, cuanto mas sencillo soportarlos, mas fácil sería habituarme a ella
después de que te fueras..después de que tras esos días tu decisión fuera que
yo no era necesaria en ella.Ya no. O nunca. Para siempre. O desde siempre.
Nunca.
Decidí
que yo tampoco te tendría en mi vida durante ese lapso de tiempo.
No pensaría en ti. Me crearía una realidad paralela, de ese modo, cuando te
fueras, me sería mas fácil.
Ese
pretérito perfecto. Ese era el que me hacía estar tan segura de que no
volverías. Regresaba de manera reiterada a mi mente como esa gota de agua
cayendo. Una y otra vez. A lo mejor a ti ni siquiera te hacían falta esos 16
días para tomar la decisión, quizá ya la habías tomado como él en su día
también lo hizo. Tal vez mi espera era sólo mía, porque tú ya te habías
marchado para no regresar a mi jamás.
16
días para saber la verdad. Si me quisiste en tu vida, si regresarías en alguna
ocasión, si te perdí para siempre, si sentiría la emoción de tus palabras, si….”
Continuará...
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