Me
gusta hacerte sonreir.
Intuir al otro lado del teléfono un leve gesto de
alegría en la comisura de tus labios.
Conseguir cruzar al menos cuatro mares para que
después de tu dura jornada acabes sonriendo.
Y entonces, cuando te vislumbro alegre y sereno,
cuando te entreveo cansado pero en calma, me rindo ante la que
diviso que deberá ser la magía de tu perfecta sonrisa, te dejo marchar con un
sordo te quiero, y me dejó caer mientras borro de mi rostro una lágrima sin
dueño.
Pd. “Las lagrimas que mas duelen son aquellas que
están disfrazadas de sonrisas”
Pd.- Es la segunda versión de Sonreir, la primera
la perdí tratando de guardarla…No sé si al tratar de recuperarla ha
“salido” mas fea o mas bonita pero la esencia es la misma, todas esas veces que
hacemos sonreir a los demás cuando nos sentimos muriendo por dentro, y en eso
yo, soy una maestra…
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