Demasiada
sensibilidad.
Demasiados recuerdos.
Nadie sería capaz de anhelar tanto amor.
Nadie soportaría tanta empatía.
Me duele la piel como dice ella.
Me duele mirar y no ver.
Me duele el futuro que se cierto y los
presagios que se cumplidos.
Me gritan los aullidos futuros de los posos de
las tazas de te.
Suena la venta golpeándose en el umbral
de la puerta.
Esta estúpida brisa cálida se cuela en casa
sin pedir permiso.
Y la noche aun no es cerrada, porque
alguien dice que el mundo sigue.
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