Hace aproximadamente un año, por estas fechas mis
amigas me regalaron un libro “Princesas olvidadas o desconocidas”
Yo lo conocía ya que es el favorito de una de mis
“niñas” (de mis “otras niñas”).Es una preciosidad. Ilustraciones y narraciones
dignas de admiración.
Mientras lo recorría, mientras iba pasando las
páginas de ese enorme libro, más me convencía de algo:No soy una princesa.
Nunca me han gustado los cuentos de princesas,
quizá por eso pronto cogí el lápiz (bueno, el boli) para ser yo la que
escribiera, y como comprobáis terminar mis propios “cuentos” casi siempre con
final poco feliz.
Quizá porque no voy por ahí besando ranas que
espero se conviertan en príncipes, quizá porque aun con todo lo cursi y
romanticona que soy, siempre he sido bastante consciente de mi realidad, quizá
porque no tengo un castillo sólo soy el centinela de mi fortaleza
llena de muros altos y gruesas paredes para que nadie las cruce y me haga daño,
o porque mi cabello largo no alcanza a una trenza por la que suba un príncipe,
prefiero cortarlo antes de que pueda herirse con mi mis miedos, o porque tengo
pavor de que mi pie enooorme no quepa en el zapatito de cristal y lo rompa…
PD. Hace mas o menos un año tuve la osadía
de escribir un Cuento de princesas pero lo hice para una princesa de verdad, y
no porque tenga un príncipe (que lo tiene y estoy segura de que lo tendrá) ni
porque tenga un castillo(que lo tiene y estoy segura de que lo tendrá) sino
porque tiene un corazón enorme!!!!
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