No
te he dicho nada.
Solo
estoy mirando tus ojos negros y la forma en la que hablas despacio y cómo
respiras entre calada y calada tu cigarro de tabaco negro.
Y
he empezado a entrar en calor.
Las
mejillas arden y casi parecen doler mientras suena “Let is snow” y yo reviso
las fotos del viejo café mientras me llegan oleadas de tu delicioso perfume.
No
he dicho nada.
Dejo
que hables, te escucho, sonrío, doy tiempo para que vuelvas a sentirte cómodo.
Me
llega el sonido de las risas de una pareja y el de los latidos de tu corazón.
No
digo nada.
Bebo
un sorbo de mi delicioso té de canela.
No
diré nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario