No me avergüenza decir que me he enamorado de
ti. No era lo que esperaba, lo que quería ni que lo creía. Pero me he dado
cuenta de que es asi. Y no puedo hacer nada.
También
sé que jamás sentirás lo mismo. Es imposible.
No
soy la mujer que quieres, la que deseas amar, la que anhelas que te ame. Eso
duele, pero he de superarlo.
Me
di cuenta de que te amaba, del verbo amar, la mañana en la que te vi leyendo el
periódico. ¡Qué absurdo!dirías -de saberlo- con tu absoluto pragmatismo…Río,
sarcástica, irónica y tristemente…
Si,
pensé que hasta en algo tan tonto y aburrido, en algo tan cotidiano como leer
el periódico veía en ti al hombre perfecto. Creí que quería congelar ese
momento para siempre. Quise vivir en ese momento: tú detrás de tu diario y yo
detrás de mi café. Un mundo perfecto.
Pero
no es así.
Eso
no existe, o al menos no para mi. O no contigo.
Asi
que ahora tengo que comenzar esa dura tarea de verte desde otros ojos, alejarme
de mi memoria sentimental, rechazar las imágenes que mi cruel imaginación traen
permanentemente a mi creyéndose mas listas que yo…para poder aceptar que nunca
serás mio. Pero si de otras.
Y
entonces notar cómo se retuerce cada recodo de mis entrañas cuando me hables de
ellas, pero aceptar con una sonrisa tus palabras para no perder lo único que
puedo tener de ti..ese pedacito que me quedará de ti..ese ratito de ti..y que
no es que me conforme..es que lo quiero..quiero querer tenerte un poco. Porque
quiero aprender a no amarte para tan solo quererte..aunque ya no recuerdo como
se hacía eso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario