sábado, 30 de noviembre de 2013

LA RESPUESTA

Estabas en mi.
Dentro.
Habias tenido mi vida con el color de tu tristeza y el olor de tu inmensa presencia. Pero al mismo tiempo, en el instante que aprendia a costumbrarme a ti, a tus brazos cansados de amarla suplicantes de un carino pasajero, te fuiste.
Mi existencia se paro. Igual que se me hubieran cirtado una falange y sintiera el dolor fantasma de su presencia.
Me faltaba el aire al respirar y por las noches solo conseguia concebir algo de sueno tras horas de llanto ahogado sobre una almohada complice que mitigaba el ryido de mi llando y el suspiro de mis pulmones.
Me despertaba empapada en sudor, con los labios ensangrentados por la fuerza de mis dientes al apretar las mandibulas y miraba de reojo las pastillas que rondaban el armario pensando si ellas no serian una bueba salida.
Y en todo ese tiempo tu jamas pensaste en mi.
En como estaria.
En que sentia.
En si estaba bien.
En que me pasaba.
Solo te fuiste.
Cuando te salve te marchaste.
Y aun sigues preguntandote el motivo...
Pd. A M. A. 

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