viernes, 29 de noviembre de 2013

LA CASA (PARTE 2)

Lo tuvo claro desde el momento en el que le diagnosticaron aquella rara y terrible enfermedad. Rara en cuanto a la infrecuencia de gente de que la padecía. Terrible para él. El mero hecho de pensar en que no podría volver a sentir el sol sobre su piel, que jamás podría volver  a sentir la brisa fresca una tarde de primavera en su terraza madrileña mientras se olían las primeras peonías , suponía algo mas duro de lo que ya le habían dicho. Ya se habia dictado su final.

Lo sabía. En realidad lo hizo de una manera absolutamente premeditada aunque tampoco le fue difícil fingirlo. En cuanto llego a casa acompañado por su hermana, ordenó que cerraran las ventanas, que bajaran las persianas y que sellaran las enormes cristaleras que daban a su  adorada terraza. Jamás en lo que le quedara de aquello que llamaría vida volvería a pisarla.

Y desde entonces se convirtió en lo mas parecido a un monstruo hasta que consiguió que todos los que le rodeaban lo abandonaran. Ese era su objetivo y eso consiguió. Le daba igual todas aquellas tonterías que lo demás decían. Le era insoportable el ruido permanente de gente con vida impecable contándole variantes para una posible rutina: salidas nocturnas, artilugios a lo Star Trek. Jamás se convertiría en un monstruo. Su vida había acabado y no estaba dispuesto a dar pábulo a nadie. No sabian cómo se sentía ni quería que lo hicieran. Solo que lo dejaran.

Lo peor fue conseguir que se fueran , que se llevaran de su casa aquellas fiestas ridículas en las que no sabia que festejaban. El final de sus días de alegría?Su felicidad?Si, sabia que era injusto pero podía serlo, podía ser o que quisiera, porque el ya no era nada.

La gente, las personas que te rodean en el fondo tampoco te quieren tanto, tampoco son tan fieles. Y menos aun ante quien no devuelve cariño, amor, fidelidad, sino solo odio, y rugidos., asi que sabia que poco a poco empezarían a desaparecer. A los pocos meses dejaron de ir a verlo…al año apenas le llamaba sino una vez a mes y cada vez habia menos que contar..y pasados los años solo su hermana que residía en Paris se acordaba de que existía. Solo ella y Sarah. Su vieja amiga. Ella siempre estuvo allí. Y como sabia que el no  le dejaba verla, cada día de su vida, le escribía un mail que el jamás contestaba.Pero él lo leía, siempre lo leía.

 Entre tanto, entre su nueva rutina adquirida, entre su silencio solo roto por la música de alguna de los clásicos, estaba Anna que venia a limpiar su terraza y el la enseñaba aquella leyendas que ella adoraba, y no sabia cuando se había colado la chica del frío. Asi la llamaba. Un dia, mientras Anna cuidaba la que había sido su adorada terraza ala que ahora solo se permitía asomarse desde dentro(los pies siempre dentro  de casa, pero dejaba que abriera las cristaleras para que el viento gélido le helara la cara), miro al  otro lado de la calle. Alli, vio a una chica. Tendria mas o menos su edad. Estaba trabajando. Sin duda el aspecto formal de su vestimenta asi lo hacia ver.Estaba cerca de la  ventana , mirando hacia su ventana Con una taza de café entre las manos que parecía tener frías..Era imposible que viera nada: las persianas estaban lo suficientemente bajas para que solo se percibiera la luz de una de las lámparas: una de las magnificas lamparas compradas en un Bazar en Turquía. Jamás volvería a aquel lugar. Ni a ningun otro. Pero pronto hizo que su mente dejara esos pensamientos a su lado y se centro en la chica. Realmente una mujer, pero quiza le vino a  su cabeza la pablara chica por lo dulce de su postura. Estuvo mirandola bajo la seguridad de saber que el no seria observado. Y asi empezo a hacer cada dia. Uno tras otro hasta el punto en que esa visión, esa mujer se acabo convirtiendo en parte de su vida. De su rutina habitual. Se invento una historia para ella y para cada dia. Para cuando la veia triste o mas guapa. Para cuando llegaba sola a su despacho y bailaba con la musica  que se ponia en los cascos y el reia. Y a veces se preocupa si se retrasaba en exceso o si faltaba mas de un par de dias seguidos(sera la gripe..ya ha dicho el telediario que este año habia una cepa extraordinariamente fuerte…)

Sin quererlo ella se habia convertido en una fuente de ilusión. Una ilusión de la nada. Porque el jamás saldría de su burbuja. Jamás pisaría nada mas lejos de los agradecidos 215 metros cuadrados de la casa que poseía  en uno de los lugares mas privilegiados del Mundo….pero que no le servia para nada mas que para morir..

De algun modo el dejo de centrar su amargura en todo lo que habia perdido, en sus viajes, en la posibilidad de poder seguir escribiendo, en esta encerrado de por vida, en pasear, en sentir el mar bajo sus pies, o el césped…Todo por la habitualidad de una simple mujer…


Pero le gustaba verla y de algun modo sentir que el la cuidaba. Incluso cuando algun dia la vio llorar, tuvo ganas de cruzar aquella calle para decirla que no existia nada, nada que a ella la hubiera podido pasar que mereciera una sola lagrima. A el no le quedaban lagrimas, pero ella no las necesitaba.


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