martes, 2 de mayo de 2017

ANGUSTIA

No sé si entenderéis lo que voy a contaros. Espero que alguien lo haga.
En mi pecho sólo siento angustia. Una angustia que lo invade todo.
A veces no sé de donde procede. Otras sólo tengo que mirar dentro de mí, o mejor dicho, repasar  último año:
Cuando creía que la vida me había repartido las cartas, que ya había tomado las decisiones pertinentes, había decidido descartar algunas, y apostar en virtud de mi jugada final, Dios, el destino o lo que quiera que sea lo cambio todo.
En 1 mes mi novio anuló la boda sin motivo aparente, mi trabajo prescindió de mi puesto y mi mejor amiga se fue a vivir a Australia. Y ahora, empieza de nuevo.
Este año no está siendo sencillo. Cada paso que doy cuesta el doble. He intentado no desmoronarme. Ser fuerte. He encontrado cientos de obstáculos por el camino. Porque la gente dice que estará a tu lado pero es mentira. Jamás están. Sólo puedes contar con las dos o tres personas que son tus amigos de verdad. El resto quieren alegrías, nada de penas o problemas. De cada promesa que me hizo la gente en mis malos momentos, nadie cumplió ninguna. Pero ¿por qué iban a hacerlo si el amor de mi vida tampoco lo había hecho?
Pero entre ellos creí ver un rayo de esperanza, alguien bueno, que de repente estaba ahí. Me comprendía, me apoyaba. No me dejaba hundirme. Dí gracias a Dios por él. Pero mientras yo me iba recomponiendo un poco le ayudaba a recomponerse a él. Soy maestra en hacerse sentirse bien a los demás. También era justo que así lo hiciera. Quid pro quo.
Pero no. No fue así. Eso también salió mal. Hace poco esa persona también ha roto su “compromiso” conmigo. Quizá muchos no lo entendáis, pero para mí ese compromiso era casi tan sagrado como el de mi matrimonio. Cuando alguien está contigo en el dolor, cuando alguien prometo no fallarte, cuando tú estás a su lado en momentos de tristeza inhumana…cuando algo es así de sagrado es injustificable que se rompa esa unión. Quien rompe esa unión por  una ilusión, por un romance, por alguien que conoce hace ¿4 minutos?, se califica.
Si el amor de mi vida hubiera vuelto cuando esa persona me hubiera necesitado, jamás hubiera abandonado sus necesidades. Pero en mi caso ha sido así. Ya no existo de nuevo.
¿Sabéis cómo me hace sentir? ¿Sabéis como es sentir que en ningún momento nadie lucha por ti, que hagas lo que hagas, aunque te hayas matado por sacar a alguien de un pozo aun cuando tú estabas en el tuyo- tarda 4 minutos en abandonarte? ¿Sabéis cómo es entender que nunca nadie va a quererme?
Es angustia, desasosiego. Es dolor. Es no saber qué vales si es que vales algo. Siento que si nadie permanece a mi lado, el problema debo ser yo.

Los demás han seguido sus vidas. Todos. Conocí a  todas esas personas cuando estaban rotas de dolor. Ahora todas son inmensamente felices y yo ni siquiera sé si soy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario