domingo, 20 de octubre de 2013

UNA PAREJA DESIGUAL


Ella esta siempre ahí. Daba igual los vuelcos que diera la vida. Los cambios. Los días buenos o malos. Las ganas de reír o bailar. Las de llorar. Lo cierto es que siempre estaba.
Él en cambio era lo que vulgarmente se llamaría un hombre egocéntrico y egoísta. Cuando las cosas le iba bien no solía repara en la presencia de quien le apoyaba cuando le necesitaba, y si por casualidad  se veía en la obligación de descolgar el teléfono después de las insistentes llamadas de ella, solía contestarla con su tono frío y distante, descortés, dejándola claro que en ese momento no tenía tiempo para ella y sus lamentaciones, que desde luego, no era necesario que se preocupara para nada de él  e incluso la retaba a que de una vez cogiera las riendas de su vida y comenzara a ser feliz.
En cambio, cuando los tiempos se volvían difíciles, cuando alguno de sus amoríos terminaban o  su lado más endiabladamente depresivo salía a relucir (ella tenía estimado que ocurría al menos 2 veces al año), él regresaba con absoluta amnesia sobre los meses desaparecido, las erráticas conversaciones mantenidas, y con un fuerte deseo de que ella, como no, le ayudara a salir de aquel pozo en el que él y sólo él se encontraba, sin mediar siquiera la posibilidad de que nadie mas pudiera tener problemas, de que estos tuvieran al menos la misma importancia que los suyos y desde luego negando la idea de que él hubiera fallado a nadie. Si no había estado en aquellos meses anteriores siempre había alguna buena excusa para su ausencia muy distinta a la formulada en conversaciones previas…

Pero ella no podía negarse a estar y seguir ahí,  a pesar de saber como sabia que aquello no solo tenia siempre la misma pauta, sino que además terminaría de la misma manera: con el fuera del precipicio y ella con el alma rota porque él volvía a irse dejándola con toda su miseria existencia y ni siquiera un Adiós.

Sabia que al principio el se volvería comprensivo, cariñoso, galante, educado y tierno. Un amigo en condiciones. Ella escucharía durante horas, dejando de lado su vida. Aparcando todo aquello que fuera necesario porque de no ser de ese modo, él no lo comprendería. El estaba sumido en una profunda depresión y la necesitaba, qué clase de amiga le dejaria por acudir a un baile o salir de la ciudad un fin de semana?Pero poco a poco él volvería a sentirse mejor gracias a ella:su comprensión cariño, cuidados y palabras siempre perfectas no hacían si no recomponer su ego dañado justo a tiempo para la nueva temporada de Opera o Teatro y entonces, el día menos pensado el no regresaba. No acudía a la cita que tenían para tomar café o hacerse aquel traje que él decía necesitar de manera esencial…y ella sabia que aquello había acabado. El no volvería.
Asi que tocaba un nuevo regreso a casa con las lágrimas resbalando por su cara y sintiéndose utilizada y humillada(“ah perdone, he debido ser yo que no recordé bien la cita…que desastre!!”)y jurando no volver a caer en la misma piedra,EL , pero sabiendo que lo haría porque a ella le era imposible no quererle, de la misma manera que sabia que a él le era absolutamente indiferente.

Y durante ese tiempo de sequía emocional en cuanto a lo que aquel hombre se refería ella se preguntaba tantas cosas: en la razón de que él jamás hubiera sido capaz de decirla pura y simplemente que previa a cualquiera de esas citas una nueva mujer había parecido, a el motivo por el que estaba en su vida y sobre todo porqué lo permitía.

Pero era consciente de dos cosas: que si ella no fuera de ese modo, paciente, tranquila y amorosa, él no habría estado ali. El jamas habría luchado por ella y por aquello que tenían que no sabia siqueira si podría llamarse amistad. Y la segunda es que sabia que siempre seguiría allí. Era triste, estúpido, y definitivamente injusto, pero le quería y él no. 

1 comentario: