lunes, 19 de octubre de 2015

CUANDO LAS SEMANAS TENÍAN SIETE DÍAS

Sabes? Una de las cosas que más me gustaban de ti era que hacías la semana más larga. Contigo las semanas tenían 7 días. 
Ahora para mí los domingos no existen. Son días tristes que paso encerrada en casa pensando que pronto volveré a mi rutina. En cambio tú los convertías en días eternos, llenos de vida. Eran días por descubrir, repletos de cosas por vivir y experimentar. 
Me obligabas a salir de la cama con una sonrisa, tirabas de las sabanas que yo agarraba con una sonrisa mientras me llamabas holgazana y cuando me había dado cuenta estaba en la calle en busca del primer café de la mañana. " Cada domingo en un lugar diferente" ese era tu lema. Y aunque yo estaba absolutamente necesitaba de mi primer sorbo de cafeína me dejaba llevar de tu entusiasmo, cómo no hacerlo. 
Recorrimos lugares jamás visitados, conté cosas de mí que jamás antes había revelado e incluso fui capaz de callarme aquel día lo que quise gritarle al mundo después de que me compraras mi precioso mastín ( " te quiero")   
Hoy los domingos vuelven a ser - para mí- días inexistentes. Días con pocas horas que pasó entre la cama y el siga desterrada en un mundo lleno de rutina en el que sé que ya nada tiene demasiado sentido. Tú vives feliz sin mí pero con mi mastín. 

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